Como ayer, cuando te bañabas en las mismas aguas, con tus nietas chiquitas y tus hijas adolescentes. Igual que ayer, sigue hablando el mar y acariciando el viento. Igual que ayer, las olas vienen y van y las gaviotas sobrevuelan la costa.
Como ayer, la arena que pisabas y donde tomabas el sol, la orilla de la playa y las boyas amarillas…
Todo es como era, la misma agua transparente, idéntico paisaje de pinos y rocas, cielo azul y nubes blancas.
Aún se siente tu olor y se escucha tu risa y a lo lejos el papá se chapuza tapándose la nariz y los oídos creando un baile ridículo que echo de menos.
Ambos seguís aquí, ahora en las profundidades del mar, hablando con las caracolas, observando a vuestras nietas que continúan con el milagro de la vida.