….Y cuando llegue la ola, no la embistas de cara, mejor déjate llevar por ella, acompáñala, aprende a surfear.
Algo así leí en uno de tantos libros de autoayuda que poco ayudan. La experiencia es personal. Cada uno sortea las vicisitudes de su vida como puede. Nadie calza los zapatos de otro, el camino lo hacemos en solitario. A veces, algunos tenemos la suerte de compartirlo y transitarlo en paralelo con otro ser. Seguramente antes de llegar a este planeta así lo habíamos pactado. Tal vez los personajes que representamos la tragicomedia de la vida ya conocíamos todas las cosas por las que íbamos a pasar, todos los problemas, las alegrías, las penas, la familia, los amigos, los enemigos, los padres, los hijos… A lo mejor sólo se trata de aprender a sortear obstáculos, a entender que somos meros participantes de un juego de aprendizaje lleno de pruebas a veces incomprensibles. Quizá es todo tan sencillo que nuestro sinuoso cerebro no puede entenderlo. Y nos pasamos la vida buscando respuestas a preguntas imposibles. La Vida es un regalo, una oportunidad de aprendizaje. Un lugar de experiencias para sanar, en compañía o en solitario, cada uno lo sabe, cada uno es su maestro, su mejor amigo y su peor enemigo. Somos una isla en medio de un archipiélago de seres en busca de equilibrio.
Seguiré surfeando….

No se ha de navegar, ni tampoco surfear en solitario.
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