Gestionar las crisis emocionales es difícil, la oscuridad se apodera de ti y entras en una espiral de energía negativa, donde tu ego victimista se siente cómodo y te atrapa en sus redes de tristeza, melancolía, añoranza y toda serie de adjetivos abstractos e inútiles. Aunque tal vez no lo sean tanto y tan solo sean la herramienta para seguir creciendo. Nadie dijo que fuera fácil. Crecer duele, que te asomen los dientes duele, que tus piernas crezcan duele, que tu espiritu se expanda duele. Duele tomar distancia y soltar. Duele abandonar las zonas de confort, duele separarse de los hijos, y sobre todo duele dejar de ser víctima y/o verdugo y seguir caminando por la cuerda floja en busca de equilibrio.