Llegamos a este precioso planeta para jugar, reír y amar. Pero también venimos a experimentar la oscuridad, el miedo, el sufrimiento y el llanto.
Dicen que tenemos libre albedrío para escoger dónde nos situamos, que lado de la moneda escogemos, cómo vemos el vaso: medio vacío o casi lleno.
Hoy he conocido a un ser luminoso, angelical, divertido, mordaz, inteligente, amoroso, aparentemente fràgil pero increíblemente poderoso, contundente, esplendoroso.
Hoy he conocido al niño que me hubiera gustado ser, si no me hubieran castrado, reprimido, opacado, castigado, atemorizado, cuando era pequeña.
Hoy sé que podemos recuperar ese niño y toda su inocencia, luminosidad, belleza, risa, fuerza, practicando el difícil arte de ver sólo y siempre el lado positivo.
Así de sencillo y así de difícil.
¿Practicas conmigo?