La vida y la muerte son la misma cosa. Si le temes a una le temes a la otra.
Si amas la vida no temerás la muerte, porque la muerte es la transformación de la vida.
Hemos muerto mil veces y otras mil hemos nacido y no tenemos memoria, no sería justo ni sencillo.
Fuimos amantes, amigos, fuimos víctimas, verdugos, fuimos buenos, santos, justos, pero también asesinos.
Hemos jugado las cartas que nos propuso el destino, pero el destino no existe, tú elegiste tu camino.
Tú escogiste los papeles de tu vida, buen amigo. Tenías ganas de experiencias y aquí llegaste conmigo.
Somos jueces, somos parte, somos sabios, necios, listos. Somos eternas esencias, aprendices y maestros de una experiencia perfecta.
Ya no le temo a la vida, la vivo con esperanza, con fe, con total certeza, con ilusión, con pasión. Con amor y fortaleza. Nuestra vida es un regalo, un momento delicado, para no perder el tiempo, para ser bueno y honesto. Para abrir el corazón y expandir por todo el mundo el amor, solo el amor.