Ya no quiero más maestros que me den lecciones sabias. No quiero recibir premios cuando gane las batallas.
Hice muchas maravillas en mis tiempos de enseñanzas, bajé por bastantes ríos, me subí a muchas montañas.
Me pinté de mil colores, me bañé en flores y plantas, me comí cientos de especias y bailé miles de danzas.
Mis maestros me enseñaron los secretos más ocultos, me disfracé de ternura escuchando sus murmullos.
Y hoy que soy aprendiz y maestra de mi misma, ya no quiero más maestros, he gastado la maestría.
Os agradezco maestros vuestra enorme valentía, os ha sobrado retranca y os ha faltado gallardía, menos egos encubiertos y un poquito de poesia.