No hay edad, no existe el tiempo, somos siempre eterna esencia.
Inocentes y pequeños, podemos ir dando vueltas.
Girando como peonzas, en la rueda de la vida.
Recordando, compartiendo, acariciando caricias.
Y llevamos en el alma la alegría compartida, nos miramos y sabemos que somos la maravilla.
Nuestro corazón rebosa de amor y complicidad.
Somos una mariposa, vemos en la oscuridad.
Nos despertamos de noche para volver de los sueños y recordarle a la gente que no somos seres pequeños.
Que ya lo supimos todo, lo de ayer, lo de mañana.
Que no tenemos más miedo, que nos comimos la manzana.
Pero se nos fue la culpa del pecado original, somos hombres y mujeres en estado virginal.