A veces las heridas cuestan mucho de cerrar. Es profunda y escuece aunque intentes disimular.
¡Pusiste tanto empeño en hacerlo tan bien! Remaste a contracorriente y no pudiste alcanzar la costa. ¡Y te gastaste tanto! Te dejaste la piel y te dejaste buena parte de tu ilusión también.
Y la herida aún escuece, supura y se gangrena. ¡Está tan infectada y aún te da tanta pena!
Me dirás que es el ego y seguro que sí. Lo asumo, me lo trago y continúo sin ti.
Fuiste toda mi vida, mi pasión, mi trabajo.
Hoy me despido de tí y me duele… !carajo!