Si no puedes ver el cielo, ni a los pájaros volar, si no te bañas en el río, ni vas al mar a nadar.
Si no trepas a los árboles y no te ensucias los pies y en las calles vas mirando pero no alcanzas a ver…
Si siempre estás encerrado entre tus cuatro paredes, entre cacharros de barro que se enchufan a las redes.
Si sólo lees lo que dicen los diarios oficiales y estudias lo que en los libros escribieron los cobardes. Los que ganaron las guerras, los que gobiernan el mundo. Esas mentes tan perversas que sólo miran su pupo.
Si te cerraron los ojos de tu inocente intuición, si no tienes ya las ganas ni tampoco la ilusión.
Del colegio hasta tu casa, del gimnasio a la oficina. Los domingos añoranza y los lunes pesadillas…
Cambia tu vida mi hermano, la vida está en la otra orilla.
Vuelve a ver salir el sol y no comas plastelina.
Los días pasan deprisa y los años se acumulan, si no tienes tanta prisa vivirás sin la locura de relojes, de aspirinas, de libros y de basura.
Naciste un día en la tierra, no olvides porque viniste, la vida esta allá a la vuelta, sin oscuras cicatrices.
Es sencilla, descansada, amorosa y complaciente. La vida no te la enseñan en un pupitre indecente.
Ni en la iglesia de la esquina ni en aquella catedral, ni en la mezquita vecina ni en templo sideral.
La vida sólo consiste en mirar alguna estrella, en bailar agarraditos, en cantar una canción, en suspirar un ratito mientras comes un bombón.
La vida eres tú Brunito cuando ries, cuando lloras, cuanda saltas y chamuyas y te tumbas a la bartola.