Me siento, te respiro y me alimento. Te doy gracias por otro día, otra luz y más poesía.
Tu redondeada carita deslumbra mi panorama, te miro y si tú me miras, me muero por tu mirada.
Eres la luz imponente que alimenta mis mañanas, el que calienta mis días y alienta mis madrugadas.
Te espero como el que espera al amante deseado. Te quiero siempre a mi vera, te necesita a mi lado.
Eres el sol de mi vida y en las noches más oscuras, mi esperanza compartida de una mañana segura.
Sol de invierno y de verano, sol de otoño y primavera, no me sueltes de la mano. No me olvides, no te mueras.
Mi vida llegó contigo y la vida de la tierra. Sé siempre mi buen amigo hasta el día que me muera.