Sin tiempo para ti, sin horarios, ni descanso. Todo el día es un trajín entre pañales, tetas y arrumacos.
Con sueño mañana y noche, eternamente cansada, te sientes tan satisfecha y la vez tan agotada.
En tu vida ha aparecido la prioridad más preciada, es tu bebé chiquitito, es tu angelito del alma.
Para él serán todos tus besos, tus caricias, tus palabras, el más bello del lugar, el que te alegra las tardes, los domingos, las mañanas…
No te acuerdas de comer, ni de salir a bailar, ni de ir al cine, a correr, solo vives para amamantar.
Y así es como ha de ser, así la vida se perpetúa, no hay sacrificio mejor que amar con tal desmesura.
Es la alegría contínua, es la sonrisa divina, no hay quejas, ya no hay dolor, es una elección de vida.
Ser madre es una bendición y dura toda la vida.