Mira el cielo, hermano humano, mira con con tu tercer ojo, no lo mires de reojo, míralo de frente y VE.
Y si puedes, no escatimes tu mirada un par de veces, una vez en la mañana y en el lindo atardecer.
Cuando el sol se despereza y te anuncia su llegada y después, cuando se acalla y empieza el anochecer.
Ese sol que te ilumina hoy con una luz divina. Su color es más brillante, no te lo puedes perder.
Aprende a «perder el tiempo» y observa tu firmamento, cada estrella una promesa, cada luna una ilusión.
¡Qué magnífico universo, qué inmenso y pluscuamperrecto!
Mírale fijo a los ojos y él te abrirá el corazón.
Todo está interconectado, nada es casual, no hay chiripas, y cual bella margarita, cada hoja tiene un rol.
Somos seres infinitos, eternos, interconectados, nos une la misma esencia, nos abraza el mismo amor.
El Amor del Padre Sol y el de nuestra Madre Tierra, aprende a ver las señales, escucha tu corazón.
Hazte la vida sencilla, no persigas ideales que te impiden ser feliz.
Tú te bastas tú te vales, tú eres la reina y el delfín.
La felicidad te espera, sigue su huella mi hermano, agarra fuerte mi mano, esto ya no tiene fin.