Ese rato recobrado de tu tiempo y tu trabajo. Un regalo merecido al que no estoy acostumbrada.
Siempre corriendo, comiendo fuera de casa, casi siempre en una hora, sin descanso, sin parar…porque había que trabajar!
Menudo engaño el trabajo que se realiza a destajo, sin tiempo para ti mismo, sin tiempo para parar.
Parar y ver que ya es tiempo de vivir de otra manera, sin presiones, ni exigencias, sin tener que demostrar que sirves para otra cosa que no sea trabajar.
Bendita siesta pequeña, ¡qué regalo! ¡Qué belleza! Poder dormir con mis gatos, y no ir a trabajar!!!
Trabajo para comer pero no vivo para trabajar.