Encorvada, dolorida, enclaustrada, sometida
La vida te ha pasado por encima
Tu sonrisa en una mueca hoy convertida,
Tu rizos en pesadillas
Tus ojos de azul celeste ya no brillan mi querida tía.
Eráis dos muñequicas que el tiempo convirtió en sal
Una prefirió morirse, la otra malvive frente al mar
¡Qué pronto pasa la vida!
¡Qué difícil recuperar las palabras nunca dichas, los besos que no se dan!
Buen viaje tía Conchita…
Que lo acabes de pasar sin tanto dolor a cuestas en tu cuerpo
y sobre todo en tu alma que tiene ganas de volar
y salir de la prisión donde nunca quiso estar.