Dar las gracias cada día, por el sol, por la bondad, por un nuevo mediodía, por tu risa y nada más.
Dar las gracias por los llantos, por las penas, por la maldad, por escuchar a tantos santos que lo saben todo y más.
Agradecer los errores, pero los aciertos más, compadecer al hermano que se cree en posesión de la verdad.
Dar las gracias, por lo malo, lo peor, lo que no puedes controlar. Y aceptar todo lo bueno que la vida también te da. ¿Qué es lo malo y qué es lo bueno? ¿tú me lo vas a explicar?
Agradecer, sólo eso, agradece y nada más.
Y desparrama tu amor hasta el último lugar, empezando por tí mismo y acabando en los demás.
Yo no sé hacerlo mejor…
¿Y tú? ¿lo sabes hacer ya?