APRENDIENDO A VIVIR

Vivo sin vivir en mí y no espero casi nada, tan sólo poder vivir sin que me duela la espalda. Disfrutando del Aquí, saboreando el Ahora, sin que tenga que oír mis pensamientos a todas horas.

Resulta muy trabajoso aquietar ese cerebro que me machaca y acosa y no me tiene respeto.

Vivimos tiempos convulsos, nos cuesta estar bien atentos, despiertos, ilusionados, agradecidos, contentos.

Y el pensamiento se altera, te sacude, te dispersa, y se cuela en tu cabeza cuando menos te lo esperas. Te fastidia, te alborota, te hace perder el ore-mus, con el eterno retorno de esa mente tan perversa que nunca te deja solo, que no deja que la pierdas, que te invade, te trastorna, te deprime y te despieza.

Dejadme en paz pensamientos, ya no os quiero en mi cabeza, necesito estar tranquila, en mi cuerpo, en la naturaleza. En el Aquí y en el Ahora sin más pretensiones que esa.

Simple, equilibradamente, sin tormentos, sin esperas, sin ansias, ni desesperos, sin angustias ni tristezas.

Hicimos lo que pudimos, no hay vuelta atrás, ni otra meta, se vive sólo una vez, y te equivocas quinientas…

Pero al final sólo es eso: vivir y aprender de vuelta que en la vida te equivocas mil veces, de mil maneras. Solo una parte de ti sabe que te diste cuenta que todo estaba marcado, que no había otra manera de pasar por la experiencia que te habías preparado desde la otra ribera.

Perdónate amigo humano, todo fue como al fin era, un caminito de fango relleno de primaveras, y quédate con las flores, el fango no me interesa, aprovéchate de él para limpiar tu cabeza.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s