Un día, un feliz día llegaste a esta buena vida, sin tener mucha memoria, y sin recordar tu historia.
Tenías abuelos y padres, hermanos, tíos, comadres. Muchas ganas de vivir y muy pocas de sufrir.
Buscabas amor y besos, caricias, sueños, consejos para ser un ser humano feliz, libre, soberano.
Un ser vivo y auto determinado, poderoso, sabio y delicado. Cargadito de bondad, de espaldas a la maldad.
Pero esta vida, mi amigo, está llena de mentiras, te engañan desde la cuna hasta el final de tus días.
Te hacen creer que estás muerto que eres una ficción jurídica, que necesitas un documento para acreditar tu vida.
Es un mundo tan distópico tan llenito de mentiras, que tendrás que hacerte el muerto para salir de la guarida.
Y una vez hayas salido, te declaras soberano y con la ley natural pronto me darás la mano.
La ley que une a los pueblos, por la que somos hermanos, hijos de un Dios generoso, serás libre hermoso humano.