Dice mi amigo Robert Martínez que la Fuente quiso experimentarse a sí misma y montó este invento. Aquí venimos a transitar por las emociones y es un juego a veces demasiado perverso.
Es cierto que pasamos del placer al dolor y viceversa y que así es más divertido y más intenso. No se aburre el Ser que me habita en este cuerpo.
Transitar de la pena a la alegría, del dolor al sufrimiento. Desde el sueño a la vigilia, desde la felicidad al mayor padecimiento. Es difícil mantener el equilibrio habitando este cuerpo.
Pero este es el juego y si aquí estamos será porque hay partido, así que rendirse es de cobardes, seguiremos jugando sabiendo que al final tan solo es eso.
