Hoy he vuelto al mar a sanar mi resfriado. Le he pedido permiso a Mamá Uma antes de entrar como así está mandado.
He agradecido al Padre Sol por darme luz y calor y me he desnudado el alma y mi cuerpo del pudor.
Me he metido de cabeza, sin miedo, con fortaleza. He nadado entre las olas, me he tragado su belleza.
He bebido de su sal, sanadora y delicada. Hoy no me voy a duchar, tengo la piel perfumada.
Después, con mucho cariño, le he pedido con fervor, que me dé un poco de agüita para aliviar mi dolor.
Para beber cada día, para ponerme en los ojos, para cocinar mi comida, para saciar mis antojos.
Gracias mamita querida, gracias Uma , gracias mar.
Te doy gracias infinitas, porque hoy me has vuelto a curar,