En silencio, de puntillas, como yendo en procesión, aprovecho los momentos de mi total conexión.
Desconecto del ruido y me zambullo en silencio en los sonidos perfectos de mamá naturaleza.
Ella es la delicadeza, la sutilidad mayor, el equilibrio perfecto, el descanso y el amor.
Con ella siento el reposo de mi cuerpo y de mi mente, la tierra te da una suerte de paz tan pura y divina que nunca nada en la vida te puede sentar mejor.
La tierra es suave y potente, es autèntica y valiente, es también muy delicada pero nunca está cansada.
La tierra es tu madre hermano, y te agarra de la mano, te acaricia, te consuela, te sostiene y te alimenta.
Es esa madre amoroso que siempre te ve preciosa, que te ama sin mesura, que te quiere con locura.
En silencio, dulcemente, siéntela siempre presente y agradece su presencia hasta el día de tu ausencia.