LA GUERRA DE LAS GALAXIAS

Cuando me voy a dormir suenan todas las trompetas.

Los marcianos se despiertan y no me dejan en paz.

Me ocupan el pensamiento, empiezan a hacer reyertas, me marean la cabeza e invaden mi corazón.

Yo intento cerrar los ojos, pasar desapercibida y dormirme de puntillas debajo del almohadón.

Es inútil, no desisten. Insisten en desvelarme, me sacuden los cobardes, me hacen entrar en acción.

Es entonces cuando invoco a mi Ángel de la guarda y al niñito Jesusito que habita en mi corazón.

Y ellos se asustan y huyen, se escabullen por las nubes, se suben en sus cohetes y se acaba la función.

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