Nos pasamos la vida mirando por la ventanilla de los defectos ajenos que nos hacen parecer más buenos.
Criticamos al de al lado sin compasión, con descaro. Yo lo tengo todo claro y tú estás equivocado.
Y tú te comportas mal, eres tonto o subnormal, te equivocas a diario, no tienes nada de sabio.
Mientras yo soy pluscuamperfecto, magnífico, excelso, todo un monumento de verdades absolutas y dogmas y otras tonturas.
Que me hacen estar por encima del bien y del mal.
¿Qué difícil es mirarse y verse sin embalaje? Nuestras desnudas míserias, sin máscaras parecen más pequeñas. Todas nuestras amarguras, los egos y las torturas del indomable inconsciente que asoma y se hace presente.
Deja de mirar al lado, al frente, debajo o por el tejado . Ocúpate sólo de ti, lo de más que te tenga sin cuidado.
Todos tenemos nuestra propia luz, así que carga tú sólo con tu cruz. Y deja en paz a tu hermano, ya se hará cargo de sí mismo tarde o temprano.