Tienes los ojos azules y el pelo color de luna, eres pequeña, bonita, tu cuerpo es una amapola.

Tu sonrisa transparente hace soñar a la luna y tu nombre suena a cuento, también a canción de cuna.

Tu no querías marcharte pero te llegó la hora, nos dejaste a todos huérfanos de caricias y de auroras.

Y hoy que han pasado los años, siento que estás en las olas, en las nubes, en los árboles que un día fueron tu alcoba.

Te veo en todos los rostros de los niños de la infancia, te añoro en todos los cuentos, te espero en todas las calas.

Y te siento muy adentro, Esthercita bella y sabia. Eras tan sutil amiga que se quebraron tus alas.