Tot es mou i a la vegada resta quiet.
Pareciera una contradicción, pasamos del día a la noche sin solución de continuidad. Caminamos por las horas como si tuvieran vida, como si se movieran. Inventamos los relojes, malditos relojes, para contar los minutos y ponerles precio…Nos convertimos en esclavos del tiempo.
Nos enredamos en las redes de nuestra propia red, somos nuestros propios carceleros. Quisimos encerrar la vida, fragmentarla, contabilizarla…
La Vida No Tiene Precio. La Vida Tiene Valor, y ya lo dijo el sabio poeta que «todo necio confunde valor y precio»
Nuestro hermoso y frágil y poderoso y delicado y equilibrado y perfecto planeta azul, se mueve, gira y se desliza en torno a su sol, sol que lo fecunda y lo llena de vida y los seres sin conciencia que lo habitamos pretendemos encerrar su exquisito movimiento dentro de las agujas de un reloj!
¡Unámonos al baile del planeta y dancemos con la tierra la danza del amor sin tiempo. La danza infinita del universo!
Yo me quedo con el instante, esa fugacidad que está fuera del tiempo.
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