Somos todos tan distintos aunque vengamos del UNO.
Diferentes y bonitos, hijos de Dios hecho humano.
Ávidos de amor y gestos de cariño y aventuras.
Somos niños, angelitos cayendo de las alturas.
Recobramos nuestras alas y volamos ya sin miedo,
recogiendo los pedazos que olvidamos en el cielo.
Y merecemos ternura y abrazos a manos llenas.
Y besos de chocolate y caramelos de fresa.
Abundantes, poderosos, creadores de cosas buenas.
Compañeros generosos, hermanos de las estrellas.
Somos dioses encarnados, mariposas, colibríes,
nenúfares de colores, jazmines de mil jardines.
Seres buenos y amorosos, comprensivos y perfectos.
Si te gustan mis palabras, es porque eres de los nuestros.