Entre el dolor de cabeza, los pensamientos intrusivos, lejanos juegos de niños, lealtades, viejos amigos…
Entre el aquí y el ahora, el pasado que regresa, mi corazón que te añora y el alma que a veces se queja.
En este tiempo de eclipses y emociones compartidas, siento que ya no estoy sola, que estás cerca cada día.
Que me cuidas desde el cielo, en esta noche sin luna, me acaricias y me mimas con tu infinita ternura.
En estos días nublados, despido al sol del verano y te recuerdo, mamá, aunque hayan pasado los años.
Estás conmigo presente, aún te siento en mis entrañas, como siento a mis dos hijas y a sus hijos de mi alma.
Gracias por haberme parido, soy un estrella encarnada.
Seguiré con mi misión, todavía tengo ganas de ver salir al padre sol cada mañana.