Nada de lo que pienso, nada de lo que digo, tampoco porque lo escriba…
No es verdad, a veces ni siquiera tiene sentido.
Enmarañada en mi mente, en mis emociones y en missentidos. Creyendo que el sentimiento, no me miente como un cretino.
Me paro, contemplo el cielo, desde mi templo divino y doy las gracias a Dios, a mis ángeles que tienen cuerpo de amigos. A mi alma perfumada con el amor infinito.
Me paro, doy las gracias y me alivio.
Si sufro porque me miento, aparto de mi ese cáliz.
Se acabaron las mentiras, sufrir solo es de cobardes.