En tu sofá preferido, en ése que te abrazaba. En el que te pasaste la vida cuando ya no ibas a la Voz de España.
En el sofá de los sueños que duermen días de añoranza, en el sofá donde el Yorkie subía a secarte las lágrimas.
En él, duermo yo la siesta, oliendo aún a tu barba. Escuchando muy de lejos tu voz y alguna palabra que me susurra al oído: ‘querida hija de mi alma, todo es como es debido, yo bendigo tus andanzas’.
En el sofá donde un día quisiste llegar hasta mi casa, para despedir la vida, para callar tus palabras.
En tu sofá, mi papito, en el que tú te sentabas, para dormir esa siesta que hoy duermo yo sin nostalgia.
Todo fue como es debido, yo bendigo tus andanzas, porque sin ellas, querido, no estaría yo en mi casa, disfrutando del camino que abriste tú en la distancia.
Gracias querido papá, por tu camino sagrado, gracias por ser mi maestro en este camino raro, donde se sufre hasta el día en que te sueltas de la mano y aceptas las circunstancias y a los que las perpetraron.
Todo es como es debido, yo bendigo tu legado y el de todos mis ancestros, todos mis antepasados. Con sus luces y sus sombras siguen estando a mi lado.