Llegan por derecho propio, saben dónde quieren ir. Han escogido a sus padres y ya no quieren sufrir.
Van a transmutarlo todo, por eso están hoy aquí. No importa lo que les pase, sus alas son de querubín.
Su alma es pura y eterna. Tienen ganas de vivir y de repartir mucho amor a quién lo quiera recibir.
Nuestros niños, los más sabios, los protegidos por Dios.
Sus ojos son como platos. Su corazón, es un sol de juegos y garabatos, de risas y de ilusión, de conciencia y libertad, de eterno e infinito amor.
Nuestros niños, los maestros, los que nos van a salvar. Descubrirán las mentiras, destruirán la oscuridad
Este mundo es de los niños, ellos son nuestra verdad, el futuro les espera y no les defraudará.
Nuestros niños, esos magos, esos dioses chiquititos. Ése que tú has olvidado cuando creciste un poquito.
Regresa a tu niño, hermano. Y recupera tus alas para volar con nosotros hasta el mundo de las hadas.