Pasa el tiempo y mientras pasa, se disfraza de fantasma. No lo ves, se desvanece, desaparece y se achanta.
Pasa y no te das ni cuenta, pero lo vas acusando. Tu avatar se descompone mientras el alma recuerda.
Y así va pasando el tiempo, ése que no sé si existe. Ése que juega contigo al escondite.
Pasan las horas, los días. Los renuncios y las risas. Y pasan las pesadillas, las fiestas, la buena vida.
Pasa el tiempo lineal, el que está en el calendario. El timo monumental que te inculcan a diario.
Porque el tiempo, amigo mío, es un juguete en tus brazos. Es un juglar, un payaso, es un guiño, un garabato.
El tiempo es Aquí y Ahora, en el presente continuo. No lo pierdes ni lo ganas, está contigo ahora mismo .
Se divierte si lo mides, cuando lo estás comprimiendo, cuando crees que se te escurre y está contigo viviendo.
No pierdes el tiempo, amigo. El tiempo es tu compañero. Es gentil y generoso, se estira, se hace el gracioso.
Puedes hacer lo que quieras con ese tiempo burlón, porque tú te lo manejas, tú eres su dueño y señor.
A ver si te enteras, hombre, a ver si vas comprendiendo que eres el dueño absoluto de este magnífico juego.
Porque tú eres poderoso y el tiempo sólo es tu siervo.