No puedes tocar el tiempo. El tiempo no tiene forma.
No puedes medir el tiempo. Corre, salta, se transforma.
El tiempo es escurridizo, te hace un guiño y se deforma.
Se hace pasar por tu amigo, te engaña, no se conforma.
Y no te tiene respeto, te maltrata y él se engorda.
Es burlón y consentido, malcriado, presumido,
antipático, engreído, un psicópata perdido.
El tiempo es un impostor, con cara de ángel caído.
No existe, no tiene cuerpo, no habita en ningún lugar.
El tiempo es una mentira, sin principio, ni final.
No puedes tocar el tiempo, él no se deja tocar.
Se hace el muerto, resucita, nunca sabes dónde está.
No existe el tiempo, querido, no ocupa ningún lugar.
El tiempo está en tu memoria y nunca te va a soltar.
Hasta que de pronto un día lo dejes de alimentar.
Se irá por dónde ha venido y te podrás liberar.