Noche de ruidos y voces, de risas y de sirenas.
De ambulancias y de coches. De basura en las aceras.
Esas noches de ciudad que no me dejan dormir.
Entre tanta oscuridad no me puedo resistir a agradecer por mi suerte,
por mi gran buenaventura, por haber sido valiente y dejar esta locura.
Ya no vivo en la ciudad y la ciudad a mí me abruma.
No entiendo tanto ruido, tanto asfalto, tanta bulla.
Tantas idas y venidas, tanto correr y sufrir.
Tanto viejo maloliente, tanto pobre sin vivir.
Yo no vivo en la ciudad, y no extraño su ajetreo,
prefiero la soledad de mis gatos y tu perro.
Yo no vivo en el lugar donde hay más coches que niños.
Donde para ir a aparcar tienes que pedir permiso.
Y gastar, siempre gastar. La ciudad es lo que tiene.
No se puede respirar y tienes que ser un héroe.
Trabajarás a destajo hasta que llegue la muerte.
Yo no vivo en la ciudad, y aunque te parezca extraño,
prefiero la soledad, que me llamen ermitaño.
«La ciudad no es para mí» y no quiero convencerte,
para gustos los colores, sigo con mi buena suerte.
Te deseo lo mejor y que muy pronto despiertes.
Bella reflexión sobre las diferencias entre la vida urbana y rural, mostrando una clara preferencia por la paz y la tranquilidad lejos del bullicio de la ciudad. También me siento mejor fuera de la ciudad.
Un placer leerte. Abrazos.
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Tampoco para mí lo es, la ciudad. Huyo del bullicio, siempre lo he hecho, y ahora más, pareciera que todo es una carrera de fondo y a veces, absurdamente, con ese premio que es un insulto a lo que verdaderamente deseamos… ser felices en definitiva. Un abrazo.
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Así Es. Fuerte abrazo 💞
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