Chiquitito, delicado, envueltito en celofán.
Delgadito, espabilado, llenito de humanidad.
Tierno, suave, perfumado del amor de tus papás,
vas a llegar a este mundo y al fin te harás realidad.
Y te ponen etiquetas, te quieren catalogar.
Y tú, cachito divino, no sabes cómo callar,
tantas voces, tantas fotos, tantas tablas de medir…
Dios contigo se ha hecho carne y no pueden consentir que sea perfecto el envase.
Al mundo habrás de venir callando todas las bocas que no entienden cómo eres.
Eres una estrella errante viviendo aqui en el presente
en este mundo de locos que solo es para valientes.
Y vas abriéndote paso y te vas haciendo fuerte.
Bienvenido chiquitín, ¡qué ganas tengo verte!