Ese olor a humanidad de los andenes y trenes, olor a viejas historias, con sudores y vaivenes.
Vivimos la distopía vestidita de progreso y nos la meten doblada pero con los cascos puestos.
Voy en tren con ese olor antiguo de humanidad que no conoce el cansancio, cansada de tanto andar
Variopinta, acalorada, viciosa de amor y paz, con ganas de ser amada, cansada de reclamar.
Reconozco tus anhelos, me fundo con tu bondad, llena de niños pequeños y madres en soledad.
Voy en un tren despacito camino de mi universo y soy ¡tan afortunada! Regalo agradecimiento.
Porque entre viejos y niños, entre móviles y libros, entre maletas y olores, yo llegaré al paraíso, donde puedo así escribir y bendecir mi camino.
Humanidad aquí te dejo, buena suerte en tu destino. Cada uno se lo labra, no es para todos el mismo.
Definitivamente, cada uno labra su humanidad y empatía con su alrededor.
Abrazos.
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