ESE EGO MÍSTiCO

Nadie escapa a su influencia, nos acompaña desde la cuna al cadalso. Se disfraza de apariencia, maneja bien el cotarro.

Te hace creer superior, te da alas y grandeza. Crees que conoces a Dios y que estás en su presencia.

Ese ego es imponente, se confunde con la gente. Se rebaja hasta sus vidas para ganar la partida.

Les quita el entendimiento, la voluntad y la fe. Con él todo son lamentos, confunde todo tu Ser.

Es un ego omnipresente, falso y malediciente. Tiene mucha vanidad, siempre en posesión de la verdad.

Pobres egos disfrazados de dioses malhumorados. Maestros de casi todo, os perdéis en los detalles, y os descubrimos rezándoos a vosotros mismos en los altares.

Egos místicos y serios, vuestro Dios es un misterio. Me quedo con ese Cristo más cercano y más divino. Más lleno de humanidad, más próximo a la Bondad.

El Dios que siempre se ríe sin boato ni opulencia, el Dios que es eterna esencia. El Dios que conmigo va.

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