NOS VAMOS GASTANDO

Que si la vista, el estómago, que si el corazón, la espalda…

A este avatar que me habita se le oxidan las bisagras.

Que si los dientes, el pelo, si la rodilla, la cara…

Nos vamos envejeciendo de la noche a la mañana.

Y es curioso porque igual que se gasta la carcasa, la parte menos visible se vuelve más lista y sabia.

Se relajan las pasiones, las del cuerpo y las del alma. Se abraza a los enemigos. El odio se vuelve calma.

Y en el corazón te salen mariposas y guirnaldas.

A medida que envejezco más me gusta estar en casa. La casa del corazón. Donde el sol nunca se apaga.

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