Ese bebé que engendras sin darte mucha cuenta.
Ese ser que de pronto aparece para siempre en tu vida.
Ese niño que llora, mama, duerme, hace caca.
Ese hombre que un día vivirá en el mañana. Esa niña que sufre sin que te des ni cuenta.
Esa muchacha triste, esa mirada tierna.
Los estudios, las notas, los juegos, las canciones.
Los viajes, las sopas, los novios, las desilusiones. Esos seres sutiles delicados, indefensos.
Dependen de nosotros y nosotros de aquellos que un día fueron niños delicados, inquietos, huérfanos de caricias…
¡Esos niños pequeños! Materiales sensibles, querubines eternos, príncipes de cristales…
Se nos rompen los sueños y después, de mayores, el trabajito es nuestro, arreglar uno a uno los cristalitos muertos.
Lo sutil, lo divino, eso fuimos y somos, eso siempre seremos.