YO SÍ QUE LLEGUÉ A LA LUNA

Yo sí que llegué a la luna aquella noche de julio. Subida en el sofá de skay volé hasta el otro mundo.

Era muy de madrugada para una niña pequeña que creía que a la luna se llegaba sin problema.

Pero la luna no existe, o tal vez sólo la veas, pintada en el cielo negro, reflejada en una estrella.

La luna la llevas dentro, en emociones muy viejas que se revelan de pronto y vuelves a ser pequeña.

En esos viejos olores, en músicas, en colores. La luna es mi corazón cuando recuerdo canciones.

Yo sí que llegué a la luna. Menguante, creciente, llena, nueva, vieja, sonriente. La luna de mis abuelas, que le cantaban canciones a la luz de las candelas

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