Parece que no avanzas, que das dos pasos para adelante y luego uno para atrás… Y aunque no lo parezca, no dejas de avanzar.
Y vas tomando impulso, cogiendo carrerilla, asomándote al precipicio, escalando aquella cima.
Porque siempre se avanza, aunque tú no lo creas le vas perdiendo el miedo al llanto y a la pena.
Y vas tomando impulso y te cuesta ya menos salir del laberinto del necio sufrimiento, que no te aporta nada, que nada soluciona. El dolor es objetivo, el sufrimiento un engaño de tu mente egoica.
Y vas tomando impulso y vas acelerando, porque la sabiduría se alcanza con los años.
No se aprende de joven, no se enseña en la escuela, aparece a medida que dejas de sufrir.
Que abrazas el misterio de la vida y la muerte, que aceptas que no es casual nada de lo que te sucede.
Que limas asperezas con tu cuerpo y tu alma, que aparcas a tu ego y callas, pero ya no consientes.
Y vas tomando impulso y un día de repente, descubrirás que existes más allá de la mente.
Yo mientras tanto sigo, dando las gracias siempre, dos pasos hacia delante, avanzando de frente.