Como moscas van cayendo, y no quiero ser ingenua, todos iremos muriendo, eso lo sabe cualquiera.
No obstante es muy inquietante, resulta muy impactante ver que la gente se muere, ver su decadencia galopante.
Y dirán que es ley de vida, que siempre se muere gente, pero sospecho que ahora es mucho más evidente.
Que les metieron el miedo inoculado en la mente y al mismo tiempo el veneno que inventaron esta gente.
Robaron su voluntad, destrozaron su presente, les cortaron los caminos y se tiraron del puente.
Y empezaron a mostrarse cual conejito de indias, ¿Dónde hay ahora que pincharse, para ir a la oficina?
Y si me voy en avión, ¡Venga, me pincho un montón!
Y marcados, controlados, y muy bien inoculados, todos ahora van cayendo camino del cementerio.
Y yo sólo lo contemplo, sin hacer mucho aspaviento, tenemos libre albedrío, cada cual elige su destino.