Aprendiendo de los sabios, de los que acaban de llegar, de los que van por la vida, aún con ganas de jugar.

De los que no tienen miedo, si tú no se lo contagias, de los que bajan del cielo, aunque no les haga mucha gracia.

Aprendiendo de los magos, de esos locos tan chiquitos, que parecen muy pirados, pero que están bien cuerditos.

Aprendiendo y disfrutando chapuzones especiales en el Aquí y el Ahora, sin horarios despreciables.

Agradeciendo y honrando su camino y su existir. Los niños son nuestra esencia, nuestro más puro sentir.

Respétalos, dales mimos, caricias de corazón, ellos saben el camino, conocen bien su misión.

Y si tienes un espejo un día cerca de ti, busca a ese niño que fuiste y vuelve a ser muy feliz.