Siempre supe que esta vida era una oportunidad para aprender.

Cuando miraba hacia el cielo esperaba poder ver, encontrar una respuesta, tener la prueba total. Satisfacer mis demandas de niña espiritual.

Y miraba los océanos y me bañaba en el mar, creyéndome una sirena, con escamitas de sal.

Y veía mis alitas antes de echar a volar y me fundía en los bosques y me llenaba de paz.

Me convertí en un ser vivo llenito de libertad, esperaba tantas cosas…que nunca pudieron llegar…

Y me caí en esa noche oscura de la pubertad, y me escondí tras los versos y me oculté de mi hogar.

Pero al camino del Ser, un día se acaba por llegar.

Hay quien llega de repente, a otros les cuesta un poco más.

Pero el camino del Ser es paciente y poderoso, y te espera tras los árboles, tras los pupitres, tras los despachos odiosos.

Te espera tras tu familia, escondido en tus amigos, metidito en tu almohada, disfrazado de tus hijos.

Y se hace el importante con tus abuelos y padres. Juega contigo al ahorcado, se camufla entre tus libros.

El camino se hace angosto y a veces impracticable, necesitas muchas ganas, mucho amor, mucho coraje.

Pero el caminito del Ser aparece y cuando lo hace, ya no te puedes parar.

Cada día es una fiesta de conciencia, amor y paz.