Ser coherente y congruente entre el decir y el hacer.
Coherente con lo que callas, con lo que no haces también.
Congruentes las palabras con las que empiezas el día, que cuando llegue la noche las recojas con poesía.
Coherencia con lo que comes, con lo que quieres mostrar. Con tus gestos, tus miradas, con tus maneras de amar.
Congruente con las cosas que no quieres conservar, con los seres y las cosas que te importan de verdad.
Equilibrio en la coherencia que pides a los demás. Mira primero tu vida y deja de criticar.
Trabaja para estar bien, sin pedirle a nadie nada. Tuya es la responsabilidad cuando besas la almohada.
Llegamos aquí desnudos, inocentes, indefensos. Nos iremos igualmente, desprovistos de ornamentos.
Con los bolsillos vacíos, con la carita arrugada, sin vestidos, ni perfúmenes, sin joyas de oro o de plata.
Con las manos bien repletas de caricias regaladas, con el alma bien alegre, con sonrisa en la mirada.
Con el corazón contento y la conciencia templada. Mi Ser conoce el camino. Ya no me da miedo nada.