Me gustaría poder volver a nacer de nuevo, sabiendo lo que ahora sé, sin estar muerta de miedo.

Nacer vieja como soy, pero ingenua como fui, conocedora de todo lo que ayer no descubrí.

Me gustaría tener a mi padre y a mi madre, para poderles decir la falta que a mi me hacen.

Ahora que entiendo sus causas, que comprendo sus prisiones, que me contemplo en sus canas y duermo en sus ilusiones.

Me gustaría poder volver a ser una niña, para darme las caricias que tanta falta me hacían.

Para contarme los cuentos que no pudiste contarme, para bailar con mis muertos, para ser menos cobarde.

Una niñita morena con carita de aceituna, cargadita de preguntas que formularle a la luna.

Pero la luna no existe, o no es como te cuentan. El sol no puede quemarte, ni la tierra es como piensas.

El Titanic no se hundió, en New York nos la colaron, el hombre pisó la luna encima de un escenario.

El cielo nos lo emborronan, las guerras se las inventan, te llenan de porquerías en el nombre de la ciencia.

Los políticos te mienten, los bancos son usureros, y te espera lo peor si comulgas con su credo.

Te vendieron al nacer y ni siquiera supieron que el valor que tú posees sirve para tener dueño.

Me gustaría nacer y decirte, vida mía, que tú tienes las respuestas, esas que no te decían.

Que eres grande y poderosa, que eres dueña de tu vida, que la libertad que tienes te la ganas cada día.