No tiene edad la inocencia, no tiene sexo ni raza.
Los que somos inocentes lo somos desde la infancia
Y no sabemos mentir, se nos nota en nuestra cara.
Demasiado transparentes, somos una especie rara.
Pero no me da vergüenza, no reniego de mi esencia
La inocencia me acompaña y me siento muy contenta
Soy feliz de ser ingenua, inocente hasta la médula
Muchos me llamarán tonta, soy la tonta que despierta
Me quedo con la ilusión. con la esperanza imperfecta,
Seguiré con confianza, con renovada paciencia
con una fe desmedida en la vida, en la inocencia
en esa ilusión antigua que traje desde otro planeta
Y espero morir así, siendo la feliz ingenua
que tiene ganas de reír aunque afuera lluevan piedras.