Érase que se era la mentira verdadera. Todo el mundo la creía y de miedo se morían. Se ponían mascarilla y pasaban de puntillas, mustios y meditabundos caminaban por el mundo.
Y querían informarse y compraban el diario, y escuchaban las noticias que ponían en la radio. Y todos los transistores contaban el mismo cuento y en cada televisor sonaba el mismo lamento.
Pero había otro mundo menos triste y nauseabundo, donde la gente reía y no usaba mascarillas. Donde niños y mayores se abrazaban a millones. Donde había disidentes que no asustaban a la gente.
¿Dónde prefieres estar? ¿En qué lugar del planeta? Empieza humano a pensar y abandona la cuneta en donde te quieren enterrar.
La vida sale a tu encuentro, no la dejes escapar.
No te creas este cuento y comienza a respirar.