Y de pronto haces un clic y de repente lo ves.
Y entonces ya te das cuenta y te dejan de joder.
Y juegas el juego fatuo de hacer ver, de consentir.
De decirles que sí a todo, de inventar y de fingir.
Pero tú ya no eres eso, ese número, ese rol.
Te desmarcaste del juego, te saliste del guión.
Viajas por otra vereda, vuelas sin subirte al avión.
Te confundes con las nubes, te unes al padre sol.
Y así, caminas sin miedo, experimentando el amor
de sentirte soberano, pequeño fractal de Dios.
Y agradeces y agradeces y sigues agradeciendo
Cuando descorres el velo, todo se vuelve misterio.
Y agradeces y agradeces y vuelves a agradecer,
Somos libres, soberanos y se nos eriza la piel.