Querida hermana, hermoso ser, somos tus parásitos y te damos las gracias por tantos años de alimento.
Estamos contigo desde hace mucho tiempo.
Nos has ido cuidando con esmero. Nos has nutrido con cariño y hemos permanecido en tu interior, a oscuras, sin hacer mucho ruido.
Algunas veces hemos asomado la cabeza en forma de cándidas y te has percatado de nuestra existencia y, desde hace unos años, venimos molestándote en el estómago para que nos hagas un poco de caso.
Somos tus parásitos y no queremos abandonarte. Nos has tratado bien.
Sin embargo, sabemos que tenemos las horas contadas. Tu cuerpo está cambiando de frecuencia y ya no nos necesita como antes.
No necesita tanto alimento tóxico, no necesita tanta comida procesada. No necesita comer carne muerta que tanto nos gusta, ni el alcohol que nos aturde, ni el dulce que nos emborracha.
Tu cuerpo está cansado de nosotros y tendremos que salir sigilosamente, sin molestarte mucho. Agradeciendo por tantos años de manutención.
Nos iremos a visitar a otro que no se percate de nuestra existencia y nos deje vivir con él.
Gracias cuerpo, ha sido un placer conocerte.
No nos eches a escobazos, somos parte de ti. Pero somos conscientes de que nuestra misión ha llegado a su fin.
Gracias cuerpo hinchado, acidificado, intoxicado, enfermo, cansado, parasitado.
Buen camino hacia la sanación y la conciencia.