Es necesario romperse para comenzar de nuevo. Hace falta reiniciar, caer, retomar el vuelo.
No valen las medias tintas, ni hacer ver que lo has logrado. A veces hay que morir y empezar desde otro lado.
Para apreciar la belleza, la abundancia, los regalos que nos da la madre tierra cuando estás alineado.
Para gozar de los dones, de todas las bendiciones que llegan de todos lados. De todas las maravillas que recibimos los seres encarnados.
A veces hay que morir y renunciar a los miedos y seguir a tu intuición que está conectada al cielo.
Y respirar muy profundo y abrir el pecho a la gracia de vivir en conexión y en completa consonancia con el sol, con las estrellas, con la tierra y con el viento, con el agua limpia y pura y con tu cuerpo perfecto.
A veces hay que morir y resucitar de nuevo con un nuevo corazón y un espíritu más bello.
Somos Dioses encarnados. Dignos de todo lo bueno. Somos los que aquí vinimos a honrar a los que nos precedieron.
Dichoso el que está viviendo este momento esperado, Gaia nos abre las puertas, pasa pues al otro lado, deja atrás la dualidad, la Ascensión ha comenzado.