ERES EL RESPONSABLE DE TU VIDA

Ningún político, ningún partido, ningún experto, nadie más que tú, es el responsable de tu vida.

Estás educado para obedecer, para ser un esclavo de por vida, para trabajar y pagar y seguir obedeciendo.

Tendrás que hacer frente a préstamos, hipotecas, prestaciones, seguros, impuestos, multas, obligaciones, desastres naturales, enfermedades…

Porque solo eres COMERCIO para el sistema de control.

Porque cuando naces (te inscribe tu papá en el registro) te otorgan un número de identidad con el que te conviertes en una ficción (ficción jurídica) y a partir de entonces empieza tu particular vía crucis para pagar por TODO lo que te pertenece solo por haber nacido: tienes derecho a la tierra y a todos sus recursos para vivir dignamente sin tener que trabajar de sol a sol por cuatro cuartos para tener una vivienda, para tener comida que tu Madre Tierra te da gratis, para beber agua, para respirar, para tener acceso a la educación de lo que interesa que sepas para seguir siendo el peón necesario del sistema, gobierne quién gobierne…

Porque cuando vienen mal dadas, tú serás el único responsable.

Nadie te va a sacar las castañas del fuego, amigo. Más bien al contrario, te hará responsable de todo: del cambio climático, de la contaminación, de la pobreza, de las adicciones, de tu mala salud, de todo.

Estás en la rueda del hámster 🐹

Todo está perfectamente orquestado para tu perpetua esclavitud, esperando la jubilación para poder disfrutar de lo que siempre mereciste, pero nunca te sentiste merecedor.

Estás tan adoctrinado, distraído, intoxicado, entretenido, agobiado, deprimido, desenraizado…

¡Si supieras lo PODEROSO que eres!

¡Si supieras lo sostenido que estás por el universo!

Si pudieras echarle un pulso a la vida…

Si te atrevieras a plantarle cara a tu maltratador y decirle NO CONSIENTO ⛔

Gobiernos, instituciones, bancos, estados…todo son corporaciones al servicio del gran hermano que todo lo controla. Recupera tu estatus de HOMO VIVO.

Eres libre

Eres soberano

Eres un trocito de Dios experimentado está maravillosa vida.

¿A qué esperas para hacerlo?

✨

Azucena, mujer viva y soberana bajo la jurisdicción de la Ley Natural

UCC1- 308 en honor – sp

Todos los derechos reservados©

TORMENTAS

Se desató el huracán, se cabrearon los mares,

los ríos se desbordaron, se anegaron los lugares.

El volcán se despertó rugiendo al compás del viento,

el fuego lo quemó todo y el monte se quedó yermo.

Y el humano se hace cruces y pretende controlar

la fuerza de los elementos cuando se echan a andar.

No respetamos sus ciclos y queremos dominar

a nuestros cuatro elementos sin saber por dónde empezar.

Porque al hombre le interesa solamente comerciar,

con el viento, con el fuego, con la tierra, con el mar.

Sin honrar ni agradecer, sin pedirles permiso al entrar

en su universo perfecto, en su templo, en su sagrado hogar.

¡Pobres hombres inconscientes que pretenden comerciar

con la fuerza del hermano viento cuando desatado está!

¡Pobres seres inconscientes que creen poder controlar

al sol en su firmamento y al agua en su navegar!

La Madre Tierra es tan sabia, que a final todo bien está.

Enterremos a los muertos y oremos por la humanidad.

LO NORMAL

Hace años que me miro, que me veo y me defino como un ser bello, divino, sabio, bueno, fiel a mi mismo.

Hace años que me acepto, que me hablo y me contesto. Que me parezco normal, feliz con mi ser y estar.

Y hace los mismos años que a ti te pasa lo mismo, porque somos muy distintos aunque te parezca igual.

Y en ese punto concreto donde yo ahora me encuentro, creo que solo yo misma, solo yo, soy la normal.

Y es que estoy acostumbrada a dormir en mi almohada, a comer lo que me gusta y descansar bajo el sol.

Y no puedo comprenderte,yo nunca envidié tu suerte. Caminante haz el camino que a ti te siente mejor.

¿Lo normal? No tengo idea. Conmigo y mi circunstancia a mí me sobra y me basta. Y en soledad buscada, encuentro la normalidad.

UN BICHO RARO

Caminando por las calles de esta ciudad irreal,

donde abunda más lo sucio, lo feo, lo irracional…

Me descubro un bicho raro cargado de humanidad,

con la estética obsoleta, no entiendo la modernidad.

No me asustan las caretas que pretenden asustar,

pero me parece horrenda esta fiesta sepulcral.

No! No me asustan a los muertos, ni los fantasmas del más allá.

Y me parecen tremendos los esqueletos del más acá.

Arañas, vestidos negros, calaveras y lamentos

para jugar con los niños a los monstruos más tremendos.

Debo ser un bicho raro, lo tengo que confesar,

no entiendo la tradición de asustar a los demás.

No disfracéis a los niños con seres de oscuridad,

estáis jugando con fuego y un día os podéis quemar.

Dejad en paz a los muertos, dejad que encuentren la paz,

no juguéis con los espíritus que están en el más allá.

Dulces, boniatos, castañas, tradiciones de verdad

para jugar con los niños, sin tenerlos que asustar.

Disfrutando de su luz, su alegría, su verdad…

En la noche de difuntos, honremos a quien no está

y dejemos a los muertos que tengan su fiesta en paz.

VIVIR DEL AIRE

Yo confío en la providencia, en eso de que Dios proveerá. Confío desde la inocencia y desde la más absoluta certeza en que cuando lo necesite, se dará.

Y me puedes llamar, tonta, ingenua, irresponsable, ¡qué más da! Yo dejé la cobardía para los demás.

Se acabó ese miedo viejo, adherido, incorporado a los sueños de pequeños cuando nos sentíamos magos.

Ese miedo que acongoja y no te deja avanzar. Miedo por todas las cosas, un miedo antiguo y capaz de invalidar cualquier cosa que estés dispuesta a soñar.

Y como no tengo miedo, y si aparece, lo afronto, puedo permitirme el lujo de pedir peras al olmo.

De confiar en la vida, de esperar con total seguridad que llegará lo necesario, cuando lo vaya a necesitar.

Y no quiero convencerte, ni pretendo ser ejemplo. Pero ten siempre presente que la vida es solo un juego.

Y si te sabes las reglas, es más sencillo ganar, ponte el mundo por montera que aquí has venido a jugar.

Yo puedo vivir del aire y el aire siempre estará para dar lo que preciso cuando lo haya de precisar.

Esa es la ley más divina, esa es la ley natural, por la que tengo derecho a ganar la libertad.

LO QUE TOCA

Estamos tan acostumbrados a hacer lo que siempre toca… Obligaciones impuestas que seguimos a destajo.

Sin cuestionar la necesidad, la utilidad, la belleza. La estética, la moral, el humor, la inteligencia.

Y así desde el primer día de nuestra maravillosa existencia, compromisos y deberes se apoderan de nuestra esencia.

Porque el trabajo se impone con horarios imposibles. Y no tienes libertad para disfrutar de tu tiempo libre.

Porque el colegio, el trabajo, son gigantes imposibles que no te dejan vivir, que se vuelven imprescindibles.

Por eso, el lunes es triste y el martes muy aburrido, el miércoles estás cansado y ¡el jueves tan deprimido…!

Esperando al viernes siempre se llega despavorido, para disfrutar a tope del sábado y el domingo.

Y así, pequeños y grandes se hacen viejos sin sentirlo, sin vivir la maravilla de vivir sin más delirios.

Y cuando por fin te dejan libre del castigo y te obligan a dejar el trabajo conseguido…

La mayoría no sabe, no puede, no encuentra el sitio para jugar con la vida como cuando aún eran niños.

¡Qué pena llegar a viejos, amargados, deprimidos…!

Con las espaldas cubiertas y los bolsillos vacíos de ilusiones y sonrisas, de juegos, besos y mimos.

Con píldoras de colores y el entierro ‘pagadito’.

AL ELEMENTAL DE MI CUERPO

Querido amigo olvidado entre achaques y catarros. Escondido en las arrugas de mis años encorvados.

Hoy te rindo mi homenaje,  solicito tu perdón, me olvidé de tu existencia y no te presté atención.

Hoy invoco tu presencia y tu inminente actuación, reconozco que sin ti, se vive mucho peor.

Disculpa mi negligencia, y mi gran desafección. Fui ingrata y poco atenta con tu imponente misión.

Eres parte de mi esencia, mi elemental, puro amor. Dispuesto a curar mi cuerpo, mi mente y mi corazón.

Te bendigo y agradezco tu magnífica misión: ser un guardián poderoso de mi vida en esta dimensión.

TODAS, TODES, TODIS, TODOS, TODUS.

En este mundo inclusivo que lo incluye casi todo, hay que ser muy intuitivo, muy sagaz, muy concienzudo.

Aceptar las diferencias, normalizar la rarezas. Hacer como que las cosas, aunque sean muy complejas, las tenemos adaptadas a las normas y a las reglas.

Los hombres menos varones, las mujeres menos hembras, los niños sin tener claro casi nada hasta que crezcan.

Complacientes, adaptados a los roles que convengan, según soplen esos vientos de las agendas perversas.

Y poner cara de póker para que tú nada sientas. Mientras que la realidad se asoma por las alcantarillas y las ciénagas.

Porque ya huele a podrido tanto inconsciente barato, porque ser tan comprensivo, no venía en ese trato.

Porque se inventan modismos para las cosas más necias, porque Ser es más sencillo, porque no es esa tu esencia.

Me retiro hacia mi mismo, me reconozco insolente, no comulgo con el buenismo de tomar por tonta a la gente.

No creo en los eufemismos. Me rechinan los complacientes que son como siempre han sido, personajes indecentes, que confunden las palabras para esclavizar a la gente.

CAMBIA TU REALIDAD

María Elena se quejaba todo el día. No le gustaba la vida que llevaba, pero no sabía cómo hacer para cambiarla.

Muchos años con la misma rutina, la habían convertido en una autómata quejica que además se creía demasiado vieja para cambiar.

¡Pobrecita!¡qué equivocada estaba!

No tenía fuerzas, María Elena, para echarle un pulso a la vida y empezar de nuevo. En realidad, no se trataba de empezar de nuevo, sino solo de empezar, ya que nunca había hecho lo que quería; porque jamás supo qué quería, la pobre María Elena.

Se había acostumbrado a una vida anodina, llena de prisas y costumbres adquiridas. Con obligaciones impuestas por otros y rutinas aburridas que había hecho suyas sin darse ni cuenta.

María Elena quería cambiar: cambiar de casa, de marido, de peinado, de trabajo, de pensamiento…

Quería ser feliz y pensaba, ingenua ella, que si lo cambiaba todo, lo conseguiría.

Al mismo tiempo no sabía por dónde empezar. Y por eso le echaba la culpa de su incapacidad a cualquier cosa, persona o circunstancia, .

María Elena no sabía quién era. Nunca se lo preguntó. Tampoco sabía qué le gustaba realmente, por lo que fue construyendo su vida, según los gustos de los demás.

Al principio, de sus padres, quienes con la mejor de las intenciones la domesticaron para hacer de ella una mujer eficiente y obediente.

Después, sus maestros continuaron la tarea muy eficazmente; ella siempre fue muy aplicada y complaciente.

Cuando creyó enamorarse, porque así tenía que ser para llenar el inmenso vacío de su corazón, lo hizo de alguien igualmente vacío, por lo que fue imposible que, juntos, construyeran algo lleno de nada.

La vida, que siempre va por libre, quiso que fuera madre, y en esa ocasión, María Elena estuvo de diez: parió en escasos dos años, a dos bebés imponentes que superaban con creces sus expectativas.

Parecía, entonces, que María Elena era feliz…pero, como todos sabemos o deberíamos saber, ni los hijos, ni los padres, ni ningún perrito, gatito, trabajo, comida, vestido, viaje o sustancia que te inyectes, te fumes o te bebas, podrá hacerte feliz, si no lo eres tú, sin más, sin menos, sin embalajes…

Y así fue como María Elena empezó su camino de lo que ahora se llama ‘despertar’.

Entendió poco a poco, bache a bache, terapia a terapia, que la realidad es tan ambigua como la verdad y que cada quién tiene la suya.

Y empezó el camino de retorno hacia ella misma.

María Elena empezó a tomar consciencia de su inmenso poder, de su infinito potencial, de su inagotable y eterno amor.

Y comenzó a caminar en el aquí y ahora desde la fe y la confianza absoluta en ese camino que, día a día, construía desde su enorme corazón ❤️

SIN HORARIOS, NI RELOJES

Sin horarios, ni relojes, sin hojas de calendario.

Me levanto con el sol, no veo telediarios.

Agradezco a Tata Inti tanto amor, tanto cuidado.

Y respiro despacito, mientras bosteza mi gato.

Después doy gracias a Dios, llámese como se llame.

Está claro que este mundo tiene Padre y tiene Madre.

Y me miro y me contemplo y me veo y me enamoro,

de mi cuerpo y de mi alma, de lo que sé y lo que ignoro.

Y me descubro curiosa, incansable y caprichosa.

Quiero ser como las flores, los pájaros, las mariposas.

Quiero llenarme de sol, de luna y del ruiseñor

que me canta cada tarde mientras recuerdo a mi madre.

Sin nostalgia, ya sin pena, sin culpas y sin condenas.

Me siento hermana del tiempo, madre de mis sentimientos.

Compañera del pasado, que cuando puedo hago a un lado.

Hija de todos los dioses, me inclino sin un reproche.

Acepto la dualidad y me siento bendecida.

Siempre busqué la Verdad, aunque estuviera escondida.

Y desde la suave paz que proporcionan los años,

sé que no existe el error, aunque creas lo contrario.

Me abrazo y cuando me miro, vuelvo a creer en los milagros.